Paulina Vicentela, Ingeniera Civil de profesión y con más de 15 años de experiencia en el sector sanitario, ha dedicado gran parte de su carrera a proyectos de mejoramiento de infraestructura, procesos y la optimización de los sistemas de agua potable y aguas servidas.
Gracias a su trabajo, hoy es considerada como una de las 100 mujeres líderes del país, premio otorgado por Mujeres Empresarias y El Mercurio, el cual, además de su trayectoria, destaca su rol en el proceso de divulgación de la Biofactoría del Gran Santiago donde además de desarrollar el concepto, se encarga de acercar el mundo del agua y la economía circular a cientos de personas.
Qué es lo que sientes y qué has podido reflexionar frente al reconocimiento que te han hecho por tu trabajo y trayectoria ¿Que se siente ser una de las “100 Mujeres Líderes” del país?
El reconocimiento me llena de orgullo y de satisfacción como profesional, como mujer, como madre, pone en valor el trabajo que a diario desarrollo. Honestamente, aún me es difícil dimensionar lo que significa el premio, sólo me he dedicado a hacer cada día y con pasión lo que he aprendido con mucho esfuerzo. Lo tomo como una gran responsabilidad y oportunidad para representar a todas las mujeres, y en particular espero ser una buena embajadora de las mujeres de Aguas Andinas.
Fuiste alumna del Máster en Tecnología y Gestión del Agua de la Escuela del Agua. ¿Qué puedes valorar de éste programa? Y ¿cómo crees que contribuyó en tu desarrollo y en éste logro que acabas de conseguir?
El programa del Máster marca un antes y un después en mi carrera, puesto que me forzó a tomar riesgos, a avanzar, a crecer, ya que es tremendamente exigente. Hay un excelente trabajo de todo el equipo docente, profesionales de primera línea y de vasta experiencia. A eso se suman todas las herramientas tecnológicas, que se ponen a disposición de los alumnos.
También fue una instancia que me permitió interactuar de “tú a tú” con muchos profesionales de todo el mundo, en particular por la modalidad on-line, cada uno con realidades diversas, que enriquecen el resultado y sin duda me preparó para abordar el desafío de liderar las Biofactorías.
¿En qué consiste esta tarea divulgativa que has concretado en la Biofactoría?, ¿Qué importancia le atribuyes a esto, en relación al reconocimiento conseguido?
La tarea de Divulgación, primero que todo, ha consistido en elaborar y desarrollar un relato que nos permita llegar a todo público, explicando “Qué, Cómo y Por Qué” se realizan los diversos procesos de la Biofactoría, y cuál es la importancia de re-valorizar todos los residuos para convertirlos en nuevos recursos.
Luego, en una segunda e intensa etapa, cada día recibimos a nuestros visitantes en las Biofactorías para poder llegar con este mensaje y conseguir que entiendan a cabalidad qué es lo que sucede en la Biofactoría del Gran Santiago y el impacto que esto tiene para el medio ambiente, la comunidad, los ecosistemas, entre otros.
Ha sido un periodo muy demandante pero muy gratificante. Mi misión es que cada visitante se lleve consigo la semilla del cuidado de los recursos naturales, la preservación de la biodiversidad.
Lo valioso de esto es que todos pueden observar con sus propios ojos, cómo se transforman los residuos en nuevos recursos, consiguiendo de ésta manera, la producción de cero residuos y que entiendan “in situ” la Economía Circular. Y desde luego, mi compromiso con esta tarea de divulgación, logrando llegar a diversos públicos, desde niños hasta autoridades, me permitió tener una tremenda tribuna y desafiarme diariamente
¿Cuál ha sido tu “secreto” para llegar a donde estás y qué consejo le darías a las mujeres en general para que puedan llegar tan lejos como lo has logrado tú?
Uff… ni en sueños pretendería ofrecer la clave del éxito… sólo me atrevo a dar un consejo y una reflexión. El camino del éxito de una mujer, en el mundo clásico de hombres, puede que sea muy difícil, ¡pero antes lo fue más!
Yo tengo ejemplos en mi familia, mujeres fantásticas que me empoderaron desde pequeña en buscar mi propio camino. Y en ese tránsito debemos ser capaces de permitirnos fracasar, caer, equivocarnos, no le debemos nada a nadie, excepto a nosotras mismas.
Eso que suena tan fácil, en lo personal me costó muchos años entender y practicar, por ello lo ofrezco ahora como una reflexión. Si tienen una meta por lograr, el camino debe ser simple: se traza y se recorre, con convicción y trabajo los resultados llegarán.